domingo, 22 de agosto de 2010

Apología de la Soledad, Culto a la Compañía

Yo intento pensar esta cuestión, darle vueltas al asunto. Escucho un tema musical(1) que me parece trata de lo bueno/malo que sería permanecer solo. Todavía no llego a comprender totalmente si se refiere a la soledad propiamente dicha- sin otros- o a la soledad que apunta específicamente a estar sin pareja(2). La soledad propiamente dicha, digamos, narcisismo y no registro del otro, para mi es patológica e involuntaria, entrando en otro terreno de discusión. También podríamos pensar en la figura del ermitaño, aquel que elige aislarse de los otros, física y afectivamente. Aún así, creo que el ermitaño sostiene al otro presente – aunque a distancia- más aún que aquél que puede moverse en el terreno de la presencia- ausencia del otro en una relación con él. De algún modo, hay que reconocer, que muchas veces no tenemos pareja y estamos muy lejos de estar solos. Amamos y odiamos a otros/as que son parte de nuestro mundo afectivo. Otras tantas, tenemos pareja y sentimos la soledad a flor de piel.
Lo que sé es que cuando uno discurre en la apología de la soledad está en problemas. Del mismo modo que si hace un “hace un culto” de la pareja. La verdad es que no tener pareja tiene ventajas. Salir con distintas personas, conocer gente, la emoción permanente de la búsqueda de alguien interesante y de experiencias nuevas. También podría afirmar que tiene sus contrariedades, al no compartir cierto tipo de experiencias del amor entre dos seres. Las cosas se complican en este punto, ya que del mismo modo podría afirmar que estar en pareja tiene sus dificultades y la mar en coche, mientras que por momentos suele ser una bocanada de aire fresco y la sal de la vida.
Creo que el problema reside en creer que algo es mejor que algo, y entonces idealizar una o la otra. Estamos entonces en el registro de lo imposible. Por el lado de la verdad, pensaría que en un escala de valores X se ubican en el mismo nivel, indistinto y en cierta medida contingente. Creo que además habría que dejar de confundir la soledad o la compañía con una definición de si mismo: aludo a ciertas frases como “Soy solo/a” que nombran al ser por un estado – transitorio o no – que lo encapsula en una idea falsa de lo que es el ser. El ser no se define, entonces, por el estado de cosas, sino por ser lo que es. Quizá en inglés el engaño se reitera una y otra vez en la definición del verbo To Be (ser/estar), pero para uno y otro deberíamos captar el contexto de la frase en que se lo aplica. Supongo que todo esto podría pensarse a partir de los orígenes de cierta cultura de la alienación del ser, cuestión que excedería los límites de la discusión de hoy.

(1) El tema de hoy nace a partir de esta canción y de una charla de amigas.

(2) Pareja: adjetivo que refiere a igual o semejante. Conjunto de dos personas. No estoy de acuerdo con esta definición que se utiliza ordinariamente para nombrar a los vínculos amorosos estables ¿?

2 comentarios:

  1. En la misma dirección, me gustaría hacer un aporte:

    Winicott: "Estar solo en presencia de otro" y "la capacidad de estar a solas". Son dos ideas que vienen a abrir un poco la bipartición presencia-ausencia.
    Se puede estar solo (no-presencia) sobre un fondo de presencia. En cambio, cuando el fondo es de ausencia, la experiencia del estar a solas se puede tormar terrorífica.

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  2. Muy bueno! gracias por el aporte, me dió para pensar y leyendo me encontré con esto de Winnicott, que es un recorte que hace Barthes al mencionar la figura de El Ausente:
    "Dirijo sin cesar al ausente el discurso de su ausencia; situación en suma inaudita; el otro está ausente como referente, presente como alocutor. De esta distorsión singular, nace una suerte de presente insostenible; estoy atrapado entre dos tiempos, el tiempo de referencia y el tiempo de alocución: has partido (de ello me quejo), estás ahí (puesto que me dirijo a ti). Se entonces lo que es el presente, ese tiempo difícil: un mero fragmento de angustia.
    La ausencia dura, me es necesario soportarla. Voy pues a manipularla: transformar la distorsión del tiempo en vaivén, producir ritmo, abrir la escena del lenguaje (...). La ausencia se convierte en una práctica activa, en un ajetreo (que me impide hacer cualquier otra cosa); en él se crea una ficción de múltiples funciones (dudas, reproches, deseos, melancolías). Esta escenificación lingüística aleja la muerte del otro: (...) Manipular la ausencia es aplazar este momento, retardar tanto tiempo como sea posible el instante en que el otro podría caer descarnadamente de la ausencia a la muerte".
    Creo que va en la misma línea y me resultó muy interesante!

    Saludos!

    Pandora

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