sábado, 9 de octubre de 2010

¿Qué quiere una mujer?

“Su curiosidad y su excitación más auténticas iban dirigidas a sí misma, a su propio cuerpo y sus goces. Para extraer de su piel aterciopelada y de su interior los puntos de placer y todas las posibilidades, eran necesarios mi cuerpo, mis brazos, mis dedos, mi boca”.

Orhan Pamuk – El museo de la Inocencia



(…) pasión, desenfreno, libros, romance, vestidos, mimos, cariño, cuidado, chocolate, lujuria, biromes, pintura, música, seducción, admiración, comida, belleza, juventud, sabiduría, elegancia, regalos, sexo, llamados, poemas, flores, abrigos, abrazos, familia, reconocimiento, aventura, naturaleza, conocer, compañía, amigos, pasear, perfumes, amantes, sonrisas, llorar, sufrir, intimidad, besos, estrellas, fotos, lugares, trabajo, vinos, sabores, emociones, batallas, reconciliaciones, caricias, hechos, palabras, carteras, vacaciones, compromiso, placer, guitarras, aire, zapatos, caviar (…)

Muchas palabras, ninguna apunta realmente a eso que quiere una mujer, podría decirse que tan solo lo bordea, y sin embargo…
Las mil maneras de circunscribir, reglar, ordenar, producir el goce femenino fracasan, una y otra vez. Afortunadamente, el secreto se preserva a pesar de los intentos por hacer de él algo asequible, muchas veces a costa de rebajarlo con fórmulas baratas y posiciones sexuales con nombres irrisorios, otras tantas muy válidas y que se arriman al terreno de la seducción.
La seducción, rescato esta palabra de la lista interminable y prolífera. Algo parece distinguirla del resto, por su presencia, por el enigma que representa para cualquier mortal.
La idea sería pensar un poco, seducir un poco y despertar seducción. Acercarse a lo que quiere decir aún sin poder asir del todo lo que es para cada cual. Seducir es entrar en un terreno que a la feminidad concierne, sin distinción de sexos. Hacer un velo, crearlo, maquillarlo, esculpirlo para ocultar… Y allí: el encanto de lo femenino.
Se- ducere: llevar aparte, desviar de su vía… También significa engañar, pero es un engaño con una connotación positiva, porque ¿a quién no le agrada ser seducido? Seducir es una acción interesante, un ritual humano y vivo que da lugar a un lazo con el otro.
Y la sorpresa de lo que no era, que entonces relanza el deseo y lo hace jugar, moverse, reversibilizarse. No se trata de estrategias sino de pasión y signos que apuntan a lo incierto, a lo fugaz e inaprensible. Tolerar esa incertidumbre, pues hay magia allí donde el mago no revela el truco, porque quizá no lo sabe o porque sabe que si lo muestra lo mágico se escabulle y desaparece.

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