sábado, 2 de octubre de 2010

Άγαλμα o… El señuelo de los dioses

¿Qué amamos en el otro? ¿Que ama el otro en nosotros? Rasgos, colores, formas, aspectos, ideas…. Yo me pregunto, ¿o la pregunta vino de afuera? Y descubrí al pensar sobre este tema que aquello que amo es lo que hay en el otro que no encuentro en algún lugar que no sea aquel, allí donde el cuerpo y el ser de la otra persona se me vuelve imprescindible para encontrar, por momentos al menos, aquello que amo, lo que una y otra y otra vez vuelvo a elegir, que me enamora, que me captura y que está solo allí con él/ella. Algo que no puedo decir, que no nombro por otra palabra que no sea su nombre. Inseparable de quién lo trae a mi vida, o separable… pero que sin el nombre no posee valor para mi.
¿Por qué me has elegido? ¿Qué tengo yo, que para ti es amable? ¿Es mi piel? ¿Mi dulzura que despierta sólo tu presencia? ¿Es la verdad que tengo sobre ti? ¿El poder de dominar tus impulsos hostiles hacia el mundo? ¿Un saber que acrecienta tu curiosidad sobre las cosas? ¿Una mirada sobre los árboles y las mariposas? ¿Qué tengo para dar que deseas de mí?
¿Por qué te elijo a ti? Habiendo tantos otros … dando vueltas por el mundo. ¿Qué hay en ti que no puedo obtener por mi cuenta? Yo, que soy independiente, cocino, limpio, plancho y hasta hoy podía ser dueño del mundo gracias al tiempo que me da la juventud. Pero no, eso lo tienes sólo tu, y lo deseo, lo admiro, lo beso.
No elegimos por azar, de eso no tengo dudas. Una elección implica cierta condición de amor que no está en todos sino que encontramos en contadas ocasiones. No amamos porque no hay otra cosa que hacer, sino porque algo del otro despierta ese amor. Luego ese algo se extiende al ser, a la relación, al entre- dos y su circunstancia y entonces todo se vuelve bello y amable. Supongo que así podríamos pensar el enamoramiento. Yo te elijo porque te amo. Amo en ti tus defectos y tus virtudes. No quiero que cambies, por miedo a perder aquello que tú eres y portas que es causa para mí. No te muevas, no respires, temo que eso desaparezca. Y si desaparece, me enojo, me asusto… ¿Volverá a estar? ¿Dónde quedó aquello que alguna vez estuvo allí que me hizo perder la cabeza por ti? Allí está… ¡Qué alivio! Sigue estando, sigo sintiendo este amor inmenso, sigo necesitando de ti, ya que tienes algo… algo que me enamora y no hay en otro lugar, eres único.

2 comentarios:

  1. No te muevas, no respires, temo que eso desaparezca. Y si desaparece, me enojo, me asusto… ¿Volverá a estar? ¿Dónde quedó aquello que alguna vez estuvo allí que me hizo perder la cabeza por ti? Allí está… ¡Qué alivio! ... me encan´tó esta parte...q cierto... q miedo a q se corra el velo... pero después d todo, no es eso lo verdadero?

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el comentario, me alegro q te haya gustado, Na. Supongo que si, Velar es cubrir, pero esto tiene varios sentidos, en principio ocultar, pero también cuidar o proteger. ¿Qué amenaza lo verdarero - real- q se esconde tras esa pantalla?

    ResponderEliminar